El equipo de Londres anuló todas las virtudes del campeón europeo con una primera mitad impecable, logrando un triunfo en un partido que sorprendió a todos. Cole Palmer fue la estrella indiscutible de la jornada, anotando dos goles, mientras que Joao Pedro selló el marcador con el 3-0 definitivo.

Enzo Maresca se impuso a Luis Enrique en el duelo táctico entre entrenadores. La entrada de Reece James al mediocampo desmanteló los planes del técnico español, y Chelsea superó con creces a la reconocida línea media del PSG.

El conjunto inglés abordó este choque con el ímpetu que caracteriza a quienes enfrentan finales del mundo. Desde el primer minuto, quedó claro que no serían un adversario más en la impecable trayectoria del opulento PSG. Se establecieron en el campo contrario y buscaron los goles con determinación. En la primera mitad, lograron sacar ventaja, la cual supieron administrar en la segunda, con un poco de fortuna y mucha astucia.

Cole Palmer eclipsó a las estrellas de PSG. Si nos basáramos en su actuación ese día, sería indiscutible que el Balón de Oro debería ir para él. Se destacó en todas las facetas: creó, definió, presionó, y actuó tanto como mediocampista como delantero. Su desempeño quedará grabado en la memoria.

Enzo Fernández y Moisés Caicedo también jugaron un papel clave en la lucha en el centro del campo que ganó Chelsea. El argentino mostró su carácter en momentos decisivos, mientras que el ecuatoriano dominó la zona, superando a Vitinha, quien había destacado a lo largo del torneo.

Chelsea sabía que necesitaba llevar a cabo un partido perfecto para derrotar a un PSG que había arrasado con el Real Madrid. Tal fue la comprensión de Maresca, quien logró transmitir esa mentalidad a sus jugadores, quienes salieron convencidos de que podían alzarse con el título mundial.

El fútbol nos ofreció una vez más una clara muestra de su imprevisibilidad innegable. Nadie se desplazó a Nueva Jersey esperando la final que presenciamos, pero nos vamos con la firme convicción de haber visto a un gran campeón, que jugó como tal en el momento decisivo.